El otro día hablando con una amiga me dijo que su prima de
13 años la veía muy “revolucionada” queriendo gustar a los chicos, tratando de
llamar la atención y estar en plena popularidad. Mi amiga estaba preocupada por
los errores que desde su punto de vista podía cometer y diciéndome “es que yo
no era así”, y es evidente, no hay dos personas iguales ya sabemos, y las
actitudes de cada persona nos diferentes pero de una forma o de otro todos
hemos tenido 13 años y hemos vivido a nuestra forma. Nos creíamos que hacíamos
las cosas bien, y que los que nos decía nuestra prima, padres No tenía valor, es entonces cuando cometíamos
los errores que nos dan lecciones y que nos hacen forjar nuestra personalidad.
Por lo tanto no creo que le tengamos que dar mayor importancia, podemos dar
nuestra opinión cuando nos la pida, o
como asesoramiento. Pero no podemos pretender que nosotros pudimos vivir
nuestro momento y nuestros errores y no dejar que los demás lo hagan. Tratemos
de ser un poco consecuentes y solo estemos hay por lo que pueda necesitar, ya
sea un abrazo o unas palabras tras el posible error, o un consejo antes del
mismo.
Así que ya sabemos solo hacer saber que estamos ahí cuando
nos necesite, pero no tratemos de ser unos policías vigilándolos.
La semana que viene más.