Vivimos en una sociedad en la que se nos “llena la boca” diciendo que somos una sociedad plural, igualitaria, etc.…, pero nada más lejos de la realidad, como ya escribimos en otra entrada, la incertidumbre, o lo desconocido, nos aterra. Y eso significa que tener unos compañeros, vecinos, o una pareja de otra cultura que no sea la nuestra nos incomoda.
No hay más que poner las noticias de la televisión o leer los periódicos para ver que en Europa, tras la masiva llegada de inmigrantes, las soluciones que se están buscando son, repatriar, levantar muros más altos en las fronteras, o reforzar estas entre otras. Recordemos que esa gente, en estos momento, vienen de una guerra, que les han destruido todo, que no tienen nada, que solo buscan un sitio donde vivir, y nosotros somos incapaces de ofrecerles una mano hospitalaria, en lugar de eso les hacemos estar en campamentos pegados a las fronteras.
Tampoco hay que irse tan lejos para comprobar el racismo, he visto gente que, cuando pasa por la misma acera que otras personas de diferente raza, o lo evita, o se agarran el bolso con más fuerza, sacando a relucir los prejuicios que creo que todos o casi todos tenemos contra lo desconocido y que nos lleva a actuar así, para acabar quiero decir que no todas las personas son iguales, así que démonos la oportunidad de conocer a la gente para dar nuestra opinión, y después de esto, hablar, no demos por hecho que por ser de una determinada religión será de una determinada forma.
La semana que viene más.
Cada persona es un mundo y antes de juzgar hay q conocer, aunque siempre estaran los prejucios porque es una cosas demasiado dificil d quitar y evitar, cadapersona es un mundo y no hay que meter a todos en el mismo saco
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